“Mi pareja no quiere ir a terapia”: ¿qué puedo hacer?

Cuando una mujer comienza a venir a consulta porque quiere profundizar en ella misma, pero también siente que hay aspectos […]

Cuando una mujer comienza a venir a consulta porque quiere profundizar en ella misma, pero también siente que hay aspectos de su relación que necesitan poner atención es lógico que surja la frase de “mi pareja no quiere ir a terapia”. En este artículo voy a tratar de resumirte cuáles son las preocupaciones que le pasan a él por la cabeza y cómo podemos abordarlas. Incluso, si así lo sientes, puedes enviarle el enlace de este post, ya que va a entenderlo rápidamente.

¿Quiénes suelen venir a consulta?

La mayoría de personas que comienzan terapia suelen ser mujeres. Por supuesto, también hay hombres y parejas que vienen de forma conjunta a una primera sesión, para luego establecer procesos individuales.

¿Por qué sucede esto? Puede deberse a múltiples motivos. Normalmente las mujeres estamos más acostumbradas a hablar de nuestras preocupaciones, emociones o situaciones del día a día que nos pueden molestar o no. Nosotras podemos ir a terapia por los siguientes motivos:

  • Curiosidad
  • Necesidad de profundización
  • Querer sanar patrones familiares
  • Poner atención en patrones de relaciones conflictivas como dependencia o apego inseguro
  • Autoestima
  • Conflictos en el trabajo
  • No sentirnos suficientes, válidas o valoradas
  • Creencias y estereotipos
  • Disfunciones sexuales
  • Tener consulta semanal para hablar de cómo nos sentimos
  • Memorias pasadas o linaje
  • Niña interior herida

Es decir, nosotras solemos sentir más predilección y atracción por comprender diversas situaciones que nos acontecen o han acontecido a lo largo del tiempo.

¿Qué sucede con los hombres? ¿Por qué mi pareja no quiere ir a terapia?

Sencillo si comprendes su forma de pensar que es muy diferente a la nuestra, aunque pensemos que no. Su cerebro es mucho más sencillo en esta área. Si hay un problema, buscan una solución, no hablan y le dan vueltas.

Ellos suelen ser, por norma general, obvio que hay excepciones, mucho más solucionadores que nosotras. Por lo que no suelen necesitar hablar sobre ello. Necesitan buscar cómo afrontarlo y si no tienen la respuesta, lo dejan estar hasta que aparezca o vuelva a surgir.

Puede que incluso gasten bromas, le quiten importancia y sigan con su vida como si nada hubiera sucedido. Incluso, me he encontrado hombres en consulta que borran de su cabeza las situaciones en las que han discutido con su pareja porque realmente ellos quieren vivir en paz, sin conversaciones molestas. Para ellos esto tiene todo el sentido del mundo, es su forma de relacionarse y hasta ahora les ha funcionado muy bien. Evitan el problema o pasan de lado si no le encuentran una solución satisfactoria. ¿Qué sucede? Que para ti no es la solución y a largo plazo también puede ser una bomba.

Lo peligroso de esta situación es que muchas veces no lo dejan pasar, aunque lo parezca de primeras. Lo meten debajo de la alfombra hasta que un día tenéis una discusión y comienzan a enumerar todas las situaciones previas en las que sucedió algo similar. Esto es un problema enorme porque no te permite ir solucionando punto por punto. Cada vez, de forma inconsciente, se va haciendo una bola cada vez mayor. Es una especie de efecto bola de nieve. Poco a poco se van acumulando capas y capas (problemas, malos entendidos, molestias pequeñas) hasta que llega un punto en el que esa esfera tan grande explota o va explotando a los pocos y cuesta mucho solventarla.

A lo largo de mis más de siete años en terapia acompañando a parejas, he de decirte que, hay situaciones en las que ellos sí quieren hablar, pero como siempre termina en discusión, prefieren evitarlo.

Esto es un problema mucho mayor. ¿Por qué? Porque ha llegado un punto en el que han tirado la toalla de forma inconsciente. Saben que no van a ganar la conversación y lo fundamental de esto es que tengáis en cuenta que sois un equipo, no hay que buscar “tener la razón”. Hay que buscar puntos de acuerdos entre ambos.

La dinámica de la comunicación de pareja es muy diferente de uno a otro. Os aconsejo leer el artículo sobre comunicación en pareja. Ahí comprenderéis muchísimo mejor cómo funcionan vuestros cerebros y podréis hallar un punto de acuerdo.

¿Quién tiene la razón en las discusiones de pareja?

Llegados a este punto del artículo me parece de vital importancia resaltar este punto.

Nadie tiene la razón o todas las partes la tienen. ¿Qué quiero decir con esto? Tú vas a tener tu razón, tu necesidad, tu dolor y él, por supuesto, va a tener la suya. Así que, necesitamos partir de este punto.

Ni tú tienes la razón absoluta, ni él la tiene. Esto es fundamental que lo tengáis en cuenta para venir a terapia. ¿Por qué? Porque la gente discute constantemente por llevar la conversación a su terreno y aquí esto no es tan importante como el llevaros bien, veros el uno al otro como un punto de apoyo y trazar una línea de camino juntos.

La mayoría de personas discuten sobre política, estudios científicos, fútbol, situaciones, etc., sin tener en cuenta que no hay una respuesta absoluta. Todas las respuestas que damos son en base a un dolorcito interno que nos toca y que sentimos. Por eso, nos defendemos.

Se supone que si vosotros os habéis elegido como pareja, sois vuestro refugio, vuestro punto de apoyo. No deberíais estar discutiendo todos los días ni todas las semanas.

Obvio que va a haber malos entendidos y vais a necesitar llegar a puntos de acuerdo a lo largo de la relación, pero no debería ser el pan de cada día.

¿Cuáles son las bases para una conversación asertiva en pareja?

Qué hacer si mi pareja no quiere ir a terapia

Necesitamos que entendáis que tenéis perspectivas diferentes del mundo. Por lo tanto, no sois iguales, aunque compartáis determinados aspectos.

Recuerdo una pareja que tuve en consulta que eran de partidos políticos distintos. ¡Una bomba de relojería! Ellos eran conscientes de que se llevaban súper bien en otras áreas, que necesitaban fomentar su comunicación y también su conexión íntima. Pusimos atención a estas áreas y en los siguientes meses gracias a su buena voluntad, a conversaciones incómodas, a reír, a llorar, a mostrarse vulnerables el uno con el otro, pudimos crear ese nuevo camino juntos.

También llegaron a un acuerdo con el área de la política: no hablar de ella y, si en algún momento salía el tema iban a tratar de comentarla sin imponer, exponiendo cómo ellos se sentían con ese punto. Por lo tanto, de vez en cuando podían tener una conversación incómoda, escucharse y decirse con un tono calmado y respetuoso:

“Vale cariño, yo sé que opinas de esa forma porque te duele A, B y C, yo opino de esta otra manera porque me siento de esta forma…”.

¿Puede parecerte idílico? Sí, pero hay parejas que sí logran llegar a este punto de introspección con voluntad, ganas, amabilidad y paciencia.

Ambos necesitáis ser flexibles el uno con el otro. Tú puedes ser flexible diciéndole que pruebe venir a terapia, a ver qué siente, teniendo presente que puede que no le guste. Él puede ser flexible y probarla y una vez ahí, decidir lo que siente.

Recuerda: Si queremos que la relación funcione no podemos imponerle a la otra parte qué hacer, pero sí podemos expresarle nuestro sentir y nuestra necesidad de crear un camino conjunto para un bien común.

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