Falta de deseo sexual: 5 causas comunes y cómo trabajarlas en terapia

Si te preguntas por qué ya no sientes el mismo interés por el sexo, o por qué tu deseo parece […]

Si te preguntas por qué ya no sientes el mismo interés por el sexo, o por qué tu deseo parece haber desaparecido, no estás sola. La falta de deseo sexual tanto en mujeres como en hombres es mucho más común de lo que se cree, y suele ser una de las consultas más frecuentes en terapia sexual. Además, aunque socialmente se hable de las mujeres, también quiero que tengas presente que es un tema común en los hombres. Ellos también tienen problemas con el deseo sexual, sobre todo si aparecen ciertos factores.

Comprender las causas de la falta de deseo sexual y cómo abordarlas en terapia es el primer paso para reconectar con tu cuerpo, el placer y tu pareja. De esta forma, fomentaremos las íntimas conexiones de las que siempre hablo.

Cuando la libido baja no es solo “cuestión de ganas”

Hablar de falta de deseo sexual implica ir más allá de lo superficial. La libido no es un interruptor que se apaga sin motivo, suele reflejar algo más profundo. En terapia, lo que descubro a menudo es que detrás de esa falta de deseo hay cansancio, estrés, desconexión emocional, autoexigencia o una relación en la que no se está encontrando espacio para la intimidad auténtica, para el tiempo de calidad consciente.

Aprender a comprender la falta de deseo sexual y cómo trabajarla en terapia requiere mirar la sexualidad con una perspectiva integrativa. En nuestros retiros de pareja fomentamos esto, la conexión, la intimidad y la energía de las propias personas. A mí me gusta llamarlo «dejar que los cuerpos hablen«. Solo así, sin mente, sin juicio, sin culpa, sin tareas pendientes, comenzaremos a ser libres y recobraremos la apetencia por el placer.

Falta de deseo sexual: 5 causas comunes y cómo trabajarlas en terapia

Cada persona vive su deseo de forma diferente, no hay una única causa ni una solución rápida, pero sí hay caminos de comprensión y acompañamiento. Estas son algunas de las causas más frecuentes que encontramos en terapia:

1. Estrés y carga mental constante

El exceso de tareas, preocupaciones y responsabilidades puede apagar el deseo. Cuando la mente no se desconecta, el cuerpo tampoco puede entregarse al placer. En terapia trabajamos estrategias para bajar el ritmo, reconectar con el cuerpo y priorizar el descanso sin culpa. Una situación que me encuentro mucho en terapia de pareja es que una parte de la relación se siente súper cargada: los hijos, las tareas de casa, los recordatorios de citas médicas…Y otra parte, vive de forma ligera, sin cargas, sin agenda externa a su trabajo. Necesitamos buscar un punto medio para que esto se pueda solventar.

2. Autoexigencia y presión por “funcionar”

Muchos hombres viven los encuentros eróticos desde la expectativa de complacer o “cumplir”, más que desde la de disfrutar. Esta presión interna puede bloquear la respuesta sexual. Aprender a escucharse, a soltar el control y a vivir el encuentro desde el propio disfrute es muy importante. También es necesario que la pareja sea consciente de esto. ¿Por qué lo digo? Porque muchas veces metemos presión sobre el otro para que «cumpla» o tenga siempre erecciones. Debemos tener presente que las erecciones y problemas de eyaculación precoz no tienen por qué ir vinculadas a cuánto les excite a los hombres su pareja. Esta es una creencia anticuada que ya no tiene sostén en la actualidad.

3. Desconexión emocional con la pareja

El deseo necesita vínculo. Cuando hay distanciamiento, resentimiento o falta de comunicación, el cuerpo lo refleja. Un caso reciente que he tenido en consulta online es el de un chico que iba a tener relaciones con su pareja y, de repente, se sentía tan mal con ella que no lograba tener una erección. No era porque no le excitase, era por un problema de comunicación a nivel emocional. ¿Qué sucedió? Que finalmente, al día siguiente, él le pidió hablar y ella lo escuchó de forma comprensiva llegando los dos a un buen entendimiento. En terapia ponemos atención precisamente a esto. A recuperar la conexión emocional, mejorar la comunicación y abrir espacios de vulnerabilidad y sinceridad.

4. Cambios hormonales o vitales

El ciclo menstrual, el posparto, la lactancia, la menopausia o incluso el uso de anticonceptivos pueden influir en la libido baja. En estos casos, es necesario que tanto tú como tu pareja seáis compasivos y comprensivos con el proceso que estáis transitando. La vida no es lineal y así como os están afectando estos cambios, pueden ser que en otro punto os afecte una mudanza, un cambio de trabajo o un problema económico. Necesitáis veros más como equipo que como enemigos. Si remáis juntos conseguiréis un buen resultado.

5. Heridas o experiencias sexuales previas

A veces, el cuerpo recuerda experiencias de dolor, incomodidad o abuso. Estas memorias pueden generar bloqueo o rechazo inconsciente. En estos casos, el trabajo terapéutico es especialmente cuidadoso y busca recuperar la seguridad y la confianza en la propia vivencia sexual. También quiero dejar claro que es de vital importancia ser consciente de qué heridas arrastramos. ¿Por qué? Porque si tú te sientas sola o rechazada es probable que necesites más espacios de cariño, de apertura, de amabilidad. Si, por el contrario, tu pareja no ha transitado nada de esto, puede que sea mucho más independiente. Entonces aquí necesitamos crear un puente para que ambas partes os podáis entender y avanzar.

Cómo la terapia sexual puede ayudarte a recuperar el deseo

Trabajar la falta de deseo sexual en terapia no consiste solo en “activar la libido”, sino en redescubrir el propio deseo desde la curiosidad y el autocuidado. Además necesitaremos poner atención a un «todo» integrativo. ¿Qué quiero decir? Evaluar los estilos de comunicación, comprensión, la parte emocional, cuáles han sido vuestros patrones familiares… Necesitaremos profundizar para averiguar cómo habéis llegado al punto en el que estáis. La idea es comprenderos para trataros mejor y seguir caminando juntos.

A través del trabajo terapéutico podemos:

  • Aprender a identificar qué necesitas para sentirte conectada/o con tu pareja y contigo misma/o.
  • Liberarte de la culpa y las expectativas externas.
  • Mejorar la comunicación íntima con tu pareja.
  • Volver a vivir tu sexualidad desde la presencia, no desde la obligación.
  • Reconocer y gestionar tus emociones.
  • Volver a conocerte, a sentirte tu misma/o.
  • Recuperar lo que sientes haber perdido, porque igual simplemente se ha cambiado y se ha redefinido.

La falta de deseo sexual es una señal de algo más profundo

La falta de deseo sexual no es un defecto, sino una señal. Un aviso de que algo necesita atención: tu descanso, tus emociones, tus límites o tu relación contigo misma/o.
En vez de forzarte a “recuperar las ganas”, puedes comenzar por preguntarte qué parte de ti está pidiendo cuidado.

El deseo no se recupera con esfuerzo, sino con conexión. Y cuando aprendes a escucharte, tu cuerpo, poco a poco, vuelve a confiar. Recuerda que puedes solicitar consulta individual o terapia de pareja conmigo en la sección de servicios.

Si te apetece leer más sobre mis recomendaciones a la hora de ir a terapia de pareja, te recomiendo leer la reciente entrevista que me han realizado para ABC Bienestar.

¡Espero que tengas un día estupendo! ¡Un abrazo grande!

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